El Papa cree que los refugiados pueden ser “testigos y animadores de acogida y de fraternidad”.
En su homilía, el Papa dejó claro que ser cristiano no es ir buscando los errores de los demás, sino vivir el Evangelio cada uno con su vida.
Allí, el Papa rezó para que Malta siga acogiendo a los necesitados que llegan a sus costas como lo hicieron con San Pablo.
Estaba previsto que el Papa dejara una rosa de oro frente a la Virgen, pero por sus dolores en la rodilla lo acabó haciendo un obispo.