El papa desmintió que Benedicto XVI estuviera disgustado con su papado y puso algunos ejemplos de la comunicación que mantuvieron a lo largo de los últimos casi 10 años.

Al regresa de su viaje a República Democrática de Congo y a Sudán del Sur, entre otras cuestiones los periodistas preguntaron al papa si tras la muerte de Benedicto XVI ha percibido más tensión en ciertos sectores de la Iglesia y si esto le está haciendo más difícil gobernar.

El papa desmintió que Benedicto XVI estuviera disgustado con su papado y puso algunos ejemplos de la comunicación que mantuvieron a lo largo de los últimos casi 10 años:

Respuesta del papa:
Sobre este punto, querría decir que pude hablar de todo con el papa Benedicto e intercambiar opiniones. Y él siempre estaba a mi lado, apoyándome. Y si había algún problema, me lo decía y hablábamos. Y no había problemas. Una vez, cuando hablé del matrimonio de personas homosexuales, del hecho de que el matrimonio es un sacramento y que nosotros no podemos hacerlo (declarar matrimonio a la unión de personas homosexuales), pero que si había una posibilidad de asegurar que mantengan bienes... a través de una ley civil que empezó en Francia. No recuerdo cómo se llaba pero... una ley civil que permite que cualquiera pueda hacer una unión civil, no necesariamente una boda. Las ancianas que están jubiladas hacen una unión civil para ganar algunas cosas. Una persona que se cree un gran teólogo, a través de un amigo del papa Benedicto XVI, se dirigió a él para denunciarme. Benedicto no se asustó. Llamó a cuatro, cuatro cardenales teólogos de primer nivel y dijo: explicadme esto y ellos se lo explicaron. Y así terminó la historia. Es una anécdota que muestra cómo se movía Benedicto cuando había una denuncia. Algunas cosas se cuentan por ahí, de que Benedicto estaba amargado por lo que hizo el nuevo papa o lo otro... son “cuentos chinos”. Benedicto, es más, o mismo, le consulté algunas decisiones. Y él estaba de acuerdo. Estaba de acuerdo. Creo que la muerte de Benedicto XVI ha sido instrumentalizada por gente que quería llevar el agua al propio molino. Y la gente que de una forma u otra instrumentalizan a una persona así de buena, así de Dios, casi diría de un santo padre de la Iglesia, un hombre... diría que es gente no ética, gente de partido y no de Iglesia. Se ve en muchas partes, la tendencia de crear posturas teológicas, de partidos. Hay que dejarlas pasar. Estas cosas caerán por sí solas, o si no caen se seguirá adelante igual como tantas veces sucedió en la historia de la Iglesia. Lo que he intentado transmitir con claridad es quién era el papa Benedicto, no era un amargado.