“El que reza es como un enamorado: lleva siempre en el corazón a la persona amada, vaya donde vaya”, dijo.
“Podemos rezar en cualquier momento, cada día: en la calle, en la oficina, en el tren; con palabras o en el silencio de nuestro corazón”, señaló.
Recordó que “la Biblia nos da varios ejemplos de súplicas que Dios no aceptó”.
También pidió oraciones por su viaje a Irak y recordó que Juan Pablo II no pudo visitarlo. “No se puede decepcionar un pueblo por segunda vez”, dijo.