Durante la audiencia general reflexionó sobre el episodio del naufragio del barco donde iba San Pablo.
Los incendios están, literalmente, arrasando el país.
“Yo le doy un beso pero usted esté tranquila”, bromeó el Papa.
“Pidamos al Espíritu Santo que estimule en todos nosotros la llamada a ser evangelizadores”, dijo.