Roma iluminó el Coliseo con los colores de la bandera de Ucrania.
Miles de ucranianos se dirigen al oeste, lejos de las zonas de combate, y hacia la ciudad de Lviv, cerca de la frontera con Polonia.
La diplomacia vaticana sigue trabajando. El mismo día de la invasión rusa, el secretario de Estado Pietro Parolin aseguraba que todavía hay espacio para la negociación, que aún “se puede ahorar al mundo la locura y los horrores de la guerra”.