Invitó a los cristianos a estar dispuestos a cambiar de plan ante las sorpresas de Dios, también cuando es difícil.
Francisco lamenta que haya “cristianos que van el domingo a misa, pero después no tienen tiempo ni para los hijos”.
Pidió que se haga el bien sin preocuparse de si otros hacen lo mismo, para construir unidad.
Explicó que la rabia de los hombres y la sociedad las obligan a perder su dignidad.