Pocas horas después de crear 20 nuevos cardenales el Papa puso rumbo a L'Aquila, en el interior de Italia.
La puerta permanece abierta durante la noche del 28 de agosto. Celestino V declaró que quien pase por ella esa noche puede recibir la indulgencia plenaria si cumple con las condiciones que establece la Iglesia.
Sus restos están en la Basílica de Santa Maria di Collemaggio de L'Aquila.
Presentar los nuevos cardenales a Benedicto XVI es una costumbre que tiene Francisco y que pone en práctica siempre que crea nuevos purpurados.