Fue uno de los momentos clave del viaje a Canadá.
Los participantes en el encuentro entre el Papa y comunidades indígenas de las Primeras Naciones de Canadá mostraron una pancarta con nombres de más de 4.000 niños muertos en las escuelas residenciales estatales. Algunas de ellas habían sido confiadas a la Iglesia.
El jefe de los cree y superviviente de las escuelas residenciales, Wilton Littlechild, dio al Papa un sombrero indígena.
Lamentó que algunos católicos, en vez de vivir el Evangelio, siguieran lógicas colonialistas.