“Si los ancianos, los abuelos, se repliegan en su melancolía y renuncian a soñar, los jóvenes no podrán ver más allá de su smartphone”, asegura.
Viajaron hasta Roma y saludaron a Francisco al terminar la audiencia general.
“Te despiertas por la mañana y no sabes si llegarás a la noche. Si sales para celebrar misa no sabes si volverás”, explica uno de los superiores de su orden.
“Preguntémonos si, en el fondo de nuestro corazón, amamos a la Iglesia”, señaló.