Íñigo Alcaraz es uno de los jóvenes jesuitas que colabora con el Servicio Jesuita a Refugiados. Estuvo en el Campo de Doro, donde viven unos 60 mil refugiados sudaneses en Sudán del Sur.
Se llama “Vividores” y plantea la pregunta: ¿No deberíamos cuidar primero a ellos?
En estos momentos trabaja en la próxima asamblea del Sínodo de Obispos cuyo tema será, precisamente, la sinodalidad.
Madres de Sudán del Sur relatan los momentos críticos de las inundaciones. “Todos huyeron y yo me quedé sola con mis hijos, pero decidí quedarme”, relata Nyal Chol Liech Muon.