El Vaticano recordó la semana pasada al sínodo alemán de que no tiene la potestad de cambiar la doctrina. Desde Alemania respondieron con “irritación”.
Culminó su peregrinación penitencial de casi una semana a Canadá en el aeropuerto de Iqaluit.
Francisco se reunió con 50 residentes. Entre ellos había ancianos, enfermos de SIDA y personas que sufren adicciones.
Francisco insistió en la naturaleza penitencial de su viaje y expresó su esperanza en que la Iglesia y las comunidades indígenas se reconcilien a pesar de su difícil pasado.