Una vez el ataúd se dispuso ante el altar, el arzobispo Georg Gänswein se despidió del Papa emérito con un beso.
Unas 60.000 personas asistieron a un sereno funeral con solo dos delegaciones oficiales.
La tumba del papa emérito se encuentra en una capilla cercana a la tumba de san Pedro y de Juan Pablo II.
La reina Sofía, Sergio Mattarella y el presidente de Alemania, entre quienes irán.