Ante la disminución de las restricciones por la pandemia, Francisco expresó su preocupación y rezó por la vida y el después de la crisis.
“La verdad siempre es concreta, las mentiras son etéreas”, dijo.
Recordó que proclamar a Jesús no es hacer proselitismo, sino dar testimonio de la fe con la propia vida.
“La familia, encerrada en casa, intenta hacer muchas cosas nuevas, tanta creatividad con los niños, con todos, para ir adelante”, dijo.