El arzobispo Georg Gänswein y las cuatro laicas que cuidaron del Papa emérito cantaron y rezaron mientras los restos de Benedicto XVI fueron bendecidos.
El Papa Francisco pronunció una plegaria en latín pidiendo a Dios que le dejara entrar en el Cielo.
Una vez el ataúd se dispuso ante el altar, el arzobispo Georg Gänswein se despidió del Papa emérito con un beso.
Unas 60.000 personas asistieron a un sereno funeral con solo dos delegaciones oficiales.